martes, 2 de marzo de 2021

La coartada


 Tocaron el timbre. Tuvo un mal presentimiento. Bajó casi corriendo las escaleras. Eran las diez de la noche. Cuando abrió, se topó con dos policías.

-¿Es usted Juan Bill?

-Sí, Bill con b larga. ¿Por qué?

-Tendrá que acompañarnos.

-¿Acompañarlos?

-Sí, a la comisaría.

-¿Me consideran sospechoso?

-Efectivamente. De un horrendo crimen.

-Seguramente debe haber algún horror, perdón, quise decir, error.

-No, no se preocupe. No hay ningún error, hay un cadáver. Y usted encaja con precisión en la escena del crimen.

-Y yo puedo asegurarle que mi coartada es perfecta.

-Ya los veremos. 

-¿Cuál fue el arma utilizada? Les advierto que no acostumbro a usar revólveres ni a matar seres humanos.

-El arma homicida fue un puñal.

-Aguarden, por favor, que voy a buscar un abrigo.

Cuando regresó, se dirigió sin vacilaciones hacia los agentes con un puñal en la mano.


                                                                                                      María Graciela Kebani

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