Algún campanario soltó doce campanadas. Por fin había llegado a casa. Ahora sí podría descansar. Sin embargo, cuando entró y encendió la luz, recibió una sorpresa. En la sala se encontraban ni más ni menos que siete enanitos.
-¿Qué hacen ustedes aquí?
-Estamos esperando a Blancanieves.
-¡¿Qué?!
No había concluido su asombro, cuando se escuchó el timbre.
Abrió la puerta y se topó frente a frente, cara a cara con una jovencita.
-¡Usted!
-Soy...
-No me diga nada. Usted es Blancanieves y en mi casa y en mi sala están sus amigos. Ya es hora de que se marchen todos por donde han venido.
-No, aún no -replicó uno de los enanitos.
-¿Qué significa todo esto? Alguno de ustedes puede explicármelo.
-Consulte con un psicólogo.
-O mejor un psiquiatra -agregó otro enano con total desparpajo.
Y en un abrir y cerrar de ojos, todos desaparecieron incluida Blancanieves.
María Graciela Kebani
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