Un torbellino de recuerdos me retumbaba en la cabeza. Pero la memoria continuaba vacía.
Pájaros que revoloteaban en círculos concéntricos.
Un torrente de palabras se precipitaban en mis manos.
No podía ordenarlas. No podía encontrar aquellas palabras que me habían acompañado durante toda mi vida.
Las palabras ahora agitaban sus alas y giraban sobre mi cabeza. Y no conseguía atraparlas. Escapaban volando y me dejaban mudo.
Y las palabras subían, se perdían ente las nubes.
Y yo, allí, solo, tratando de cazar las palabras como mariposas.
Y entonces comenzaron a aletear en mi memoria algunos de esos recuerdos que marcaron la historia de mi vida.
Y las palabras pudieron ordenarse. El pasado se iluminó con claridad meridiana.
María Graciela Kebani
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