El tañido de las campanas preñó el viento de presagios. El frío de la noche punzaba hasta los huesos. Mudas, las sombras se congelaban en las esquinas.
En la torre, las campanas desgranaban tétricas campanadas que el eco multiplicaba, impío.
En la fuente, alas de mariposas.
María Graciela Kebani
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