jueves, 11 de febrero de 2021

El túnel

     

     Empezó a bajar por las escaleras. El aire se enrarecía a medida que descendía y se adentraba en el subte. El túnel, por demás oscuro, le pareció más extenso que otras veces. Tenía la sensación de que se hundía en los infiernos porque según iba avanzando el calor se volvía más y más intenso. Y el túnel se estiraba interminablemente. Por momentos creía divisar los molinetes, pero no. Al contrario, la oscuridad parecía acrecentarse y la falta de aire comenzaba a asfixiarlo. Aterrado descubrió que el túnel se bifurcaba. Tomó la dirección que le marcaba la bifurcación y siguió adelante. En algún sitio debían estar los molinetes y la boletería. ¿Nadie más entraba ni salía? Entonces otro túnel le salió al paso. Y otro se abría a su derecha y otro, a su izquierda. Atrás y adelante. Túneles que se reproducían, se multiplicaban, se enredaban como serpientes entre sus brazos, entre sus piernas y no lo dejaban avanzar. A esta altura ya no dudaba de que estaba girando en un círculo vicioso. En algún círculo del infierno dantesco.

                                                                                                             María Graciela Kebani



            

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