viernes, 25 de julio de 2025

La pregunta

 


                            


  Primero toqué el timbre, una, dos, tres, cuatro veces. Nada. Nadie respondía- Después golpeé como para que alguien me escuchara. Pero no. Nadie salió a abrir la puerta.

  De pronto, alguien me increpó:

 -¿Quién es usted? ¿Qué quiere?

-Soy solo un hombre que busca una respuesta.

-¿Cuál es su pregunta?

-¿Qué hago yo en esta tierra?

-No soy yo quien debe saciar su curiosidad.

-¿No podría responder a mi cuestionamiento? Alguien debería. No es tan difícil.

-¿Le parece?

-Alguien pergeñó este mundo.

-¿Por qué debería existir una razón, un sentido?

-Siempre hacemos algo con un fin, aunque no esté muy definido.

-No, no siempre. Al contrario, el absurdo es la regla.

- Usted cree que la razón...

-Engendra monstruos, a veces...

-¿Monstruos?

  -Sí, todo aquello que está fuera de la ley, de los dogmas, de la conciencia y que acaba rozando los bordes de un precipicio siempre abierto, dispuesto a devorarnos.

  Usted debe admitir que la debilidad de la razón no es capaz de soportar el edificio que el hombre ha erigido en su nombre o en el de Dios, cualquiera fuera su naturaleza. Le aconsejo que continúe su camino y siga golpeando. Alguna puerta por fin se le abrirá y  encontrará, quizás, alguna respuesta a su pregunta.

-Tal vez la duda sea el único camino. 


                                                                        María Graciela Kebani






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