domingo, 30 de mayo de 2021

Llovía

    



    Llovía. La lluvia había comenzado hacía semanas y no paraba. Solo la oscuridad de las noches nos señalaba que acababa el día.

    Siempre la misma monotonía. Siempre esperando un mínimo rayo de sol. Sin embrago, el blanco y gris del cielo pesaba sobre nosotros.

    No volaba ningún pájaro. Solo en los nidos vacíos podía anidar la tristeza. Una tristeza infinita se ahondaba cada día como el silencio de la noche.

    Hasta que una mañana se abrió en el cielo un resquicio por donde pareció filtrarse algún sutil resplandor.

    Un pájaro cruzó el cielo y en sus alas aleteó la esperanza.

                                                                                                      María Graciela Kebani

   

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