Llegaron con la noche, con el miedo clavado en la mirada, empuñando puñales y atronando con sus gritos el aire irrespirable. No volaba ni un pájaro en los cielos y el viento ululaba entre los árboles desnudos de palabras.
Y la sangre manchaba los espejos donde se reflejada el rostro de la muerte.
María Graciela Kebani
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