A Julio Cortázar
Sospechaba que la casa hacía años estaba vacía. Sin embargo, creyó escuchar ruidos en la planta alta. Resolvió acabar con la incertidumbre. Subió la escalera de madera que crujía escandalosamente.
Nadie en la primera habitación. Nadie en la segunda. Nadie en ninguna parte. Cuando giró para regresar a la planta baja, la muerte lo esperaba al pie de la escalera.
María Graciela Kebani
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