sábado, 28 de agosto de 2021

Caos

 


De repente, un viento con fuerza descomunal como un dragón enfurecido lanzó ráfagas tremebundas que arrasaron ciudades, pueblos, selvas y bosques, flores y pájaros, campanas con sus campanarios. Barrieron sin piedad la memoria con todos sus recuerdos, himnos sacros y profanos, poemas, corazones...

Libros que se deshojaron como árboles.

Cielos que perdieron sus soles y sus lunas.

Plazas que giraron como calesitas y hamacas que echaron a volar como palomas.

En medio de vertiginosos torbellinos desapareció el llanto de los niños, se esfumaron dioses y miedos, sueños, deseos y las pesadillas más horrendas.

Rugieron los leones y sus rugidos fueron devorados por el arrollador vendaval.

El tiempo detuvo su carrera. No hubo más amaneceres ni sombras que parieran las noches.

No hubo palabra que pusiera fin al caos.


                                                                                                        María Graciela Kebani


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