jueves, 17 de diciembre de 2020

Nadie respondió

     

      Miró el reloj. Llegaría tarde otra vez. El ala de un pájaro le rozó la cara. Apuró el paso. Cuando al fin llegó, presionó nerviosamente el timbre. Mientras tanto iba urdiendo alguna excusa creíble. No hubo respuesta. Insistió. Pero nadie aparecía. No se atrevía a pulsar el timbre una vez más. 

    Intentó mirar a través de la ventana, pero no distinguió ninguna luz, ninguna señal de que hubiera gente. Raro. Muy raro. Corroboró el día y la hora de la cita. Hasta la dirección. Todo coincidía. Sin embargo, algún error habría.

    Decidió emprender el regreso. En un bolsillo de su abrigo su mano aferró el arma que llevaba oculta.

   Un pájaro pasó tan cerca que casi le hizo perder el equilibrio.

    Alguien lo seguía.

                                                                                            María Graciela Kebani

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