miércoles, 12 de agosto de 2020
DOLOR
Dolor.
Áspero gris, el cielo
amenaza desplomarse
en una catarata de piedras.
Se precipitan desde las cimas celestiales
arrastrando la sangre
que fluye ardiente
de la tierra.
Dolor.
Un dolor intenso,
incesante,
punzante,
en todas partes,
a cada instante,
en el aire, en las sombras,
hasta en las venas.
Buenos Aires,
ya no sos amparo,
ni anhelado refugio
de migrantes y de sueños,
ni mano generosa que se tiende,
ni faro de luz
en noche de tormenta.
La Plaza de Mayo
hoy nada festeja,
ni la revolución
ni mucho menos
nuestra independencia.
Solo grita, grita y es
un aullido de dolor
que se agiganta
en el hueco desolado
de tu llanto
y en cada rincón sombrío
que se esconde
bajo la autopista,
en tu rostro enmascarado
exhibes
la descarnada miseria
que te habita.
María Graciela Kebani
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