miércoles, 24 de junio de 2020

GELERT

GOURLAY STEELL (1819-94)

LLywelyn (1173-1240) y su valiente sabueso, Gelert 

1880


 

GELERT



Aquella mañana el píncipe Llewelyn decidió salir de caza. Hizo sonar su cuerno ante el portón del castillo. Todos los canes acudieron a su llamada, sin embargo, su lebrel favorito, Gelert, no respondió. Tres veces lo llamó. En vano. 

Como Gelert no lo había acompañado, la caza resultó exigua. 

Cuando regresó al castillo, Gelert se acercó brincando de alegría para recibirlo. Anonadado, observó cómo el perro apareció con sus colmillos colmados de sangre. El príncipe retrocedió espantado y el lebrel, sorprendido por ese recibimiento, se acurrucó a sus pies. 

Entonces un pensamiento terrible lo asaltó. Se precipitó hacia el cuarto del niño. 

Mientras se acercaba, más sangre y desorden encontraba por las habitaciones. La cuna volcada y manchada de sangre. 

El príncipe Llewelyn, cada vez más aterrorizado, buscó a su hijo por todas partes. Se convenció de que el perro había despedazado al niño. Desesperado le gritó a Gelert: "¡Monstruo, has devorado a mi hijo!" 

En ese instante, el llanto de un niño estremeció aún más la atroz escena. Debajo de la cuna enrojecida, encontró a su hijo, ileso. A su lado yacía el cuerpo ensangrentado de un enorme lobo. 

Demasiado tarde, Llewelyn descubrió lo que realmente había sucedido. 

                                                                  María Graciela Kebani 



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