martes, 19 de mayo de 2020

VOCES


VOCES
     



        A la tenue luz de la lámpara, comprobó con pesar que el cuarto hallaba completamente desierto, abandonado.
        La única ventana, tapiada.
       De pronto, su mirada tropezó con una escalera de caracol en avanzado estado de deterioro.
       Supuso que conduciría a un primer piso.
       Le pareció que la escalera no tenía fin.
        No lo pensó dos veces. Después de todo, quizá, allá arriba encontraría lo que estaba buscando.
        Sin embargo, cuando comenzó a ascender, la oscuridad se acrecentaba.
        Instintivamente intentó asirse con más firmeza a la baranda, aunque no le garantizara ninguna seguridad.
        Como no podía distinguir nada en la penumbra,  agudizó sus oídos. 
        Creyó escuchar un rumor de voces, voces de niños que cantaban. ¿Cantaban? ¿Era posible?
        Sí, entonaban canciones de su infancia. No había dudas. Cantaban y era su propia voz de niño la que resonaba ahora en medio de ese ámbito opresivo y desolado.

                                                                                                                 María Graciela Kebani    

No hay comentarios:

Publicar un comentario