Otra vez la guerra. Otra vez la muerte golpeándonos las puertas. A viva voz. Otra vez la sangre como un alud incontenible ardiendo como hogueras furibundas.
Otra vez los misiles atravesando los cielos enrojecidos.
Otra vez los hombres explotando sobre aldeas indefensas.
Otra vez el llanto fluyendo como ríos desatados estrellándose como se estrella el mar contra las rocas.
Otra vez los gritos, los alaridos taladrando el aire enrarecido.
Otra vez el dolor y la impotencia.
Otra vez la esperanza, mancillada.
Otra vez las palabras, mutiladas, precipitándose en el vacío más abyecto.
María Graciela Kebani
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