En algún momento Dios pronunció la sagradas palabras: "¡Hágase la luz!" y, al instante, la luz se hizo.
En algún momento, el hombre quiso ser como Dios, pero en lugar de crear, comenzó a destruir la tierra que le fue concedida.
Una vez que se inició la conquista y colonización del planeta, la destructiva actividad humana no se detuvo.
En algún momento, el hombre pronunció las ominosas palabras: "¡Hágase la noche!"
Y la noche empezó a cernirse sobre la faz de la Tierra.
María Graciela Kebani
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