Escribo,
con la carne y con la sangre,
con el hambre del hombre,
la violencia,
y el horror de los muertos
en la guerra.
Escribo,
escribo con el clamor de la miseria
y la rebelión del fuego,
crepitando hasta en la venas.
Escribo,
con las palabras fluyendo como un río,
y el corazón traspasado por la pena.
Con la ilusión,
con la esperanza,
con las campanas
estallando entre mis manos,
con los pájaros despertando las mañanas.
Escribo,
con el sol anidando entre los árboles
y el estruendo del mar
entre las piedras.
Escribo,
escribo en medio de tormentas y tormentos,
con la inquietante sombra
del viento,
con la luna y su máscara de luz
y de misterio,
con la mirada insondable de los gatos
y las pesadillas de la noche y sus recuerdos.
María Graciela Kebani
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