María Graciela Kebani
María Graciela Kebani
A Julio Cortázar
Sospechaba que la casa hacía años estaba vacía. Sin embargo, creyó escuchar ruidos en la planta alta. Resolvió acabar con la incertidumbre. Subió la escalera de madera que crujía escandalosamente.
Nadie en la primera habitación. Nadie en la segunda. Nadie en ninguna parte. Cuando giró para regresar a la planta baja, la muerte lo esperaba al pie de la escalera.
María Graciela Kebani
Todos se habían ido. Otra vez lo habían dejado solo. Solo.
Jadeando llegó a la esquina mientras las sombras de los árboles se alargaban sobre las veredas.
Bajo la luz de las farolas su sombra se adelgazaba más y más. Pronto desaparecería como un fantasma.
Después de todo era su destino.
María Graciela Kebani