jueves, 14 de abril de 2022

El prestidigitador

     



    Empezó el espectáculo. El mago tomó la varita. Sin embargo, advirtió con estupor que había olvidado cómo realizar el truco. 

    Entonces creyó conveniente recurrir a las palabras maravillosas: ¡Hágase la magia!" Pronunció la frase milagrosa por tres veces. Sin resultado. No hubo magia ni milagro ni nada semejante.

    El ilusionista frustrado agitó con vehemencia la varita en su afán de que se produjera el hechizo. Nada. El poder que solía esgrimir se había esfumado.

    El público espantado observó cómo la varita salía disparada al fondo del escenario y el prestidigitador desapareció tras el telón de sombras.

    Las luces se apagaron y la oscuridad cubrió la faz de la tierra.

                                                                           María Graciela Kebani


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