ENTRE LA VIGILIA Y EL SUEÑO
Diciembre. El sol no acababa de recoger sus velas. La tarde, colmada de jazmines y geranios, roja, enrojecida. El aire, cargado de lavanda y de tilos en flor. Tiempo de espera, sin relojes, sin apremio ni campanarios. Detrás de la ventana, la Muerte.
Alerta la mirada, abierta como un páramo. Espera. Otro día más en el calendario. Otro más. La cuenta regresiva.
En el zaguán, las sombras desplegaban sus silencios.
Al final de la calle llameaban los árboles. La Parca, sentada en la mecedora.
Los ojos abiertos, entre la vigilia y el sueño.
María Graciela Kebani
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