Amanecía. Un pájaro abrió las
ventanas del día con su canto. Una cascada de luz se desplomó desde las cimas celestiales.
De pronto, el estallido. Nos quedamos sin palabras. Vacío. Vacíos de esperanza.
Solos.
Como jirones de sombras en los muros.
María
Graciela Kebani
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