lunes, 10 de octubre de 2016

Hubo alguna vez…


Hubo alguna vez…

Hubo alguna vez
un puerto que se abría
a la esperanza.
Un puerto que tendía
su mirada
más allá
de un cielo sin fronteras.
Un puerto
con sus barcos
de colores,
que iban y venían
de otros puertos,
de otros mares,
que llegaban y partían
entre sirenas
que encantaban
los oídos.
¿A dónde iban?
De noche, de día.
Con sus chimeneas
Humeantes,
orgullosas y altivas.
De un puerto a otro.
Hendiendo las aguas turbulentas
en noches de tormenta.
¿De dónde venían?
Para anclar en este río
ceniciento.
Hubo alguna vez
una ciudad,
un puerto
que se volvió azul
de tanto mirar
el cielo.

María Graciela Kebani



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