A la memoria de Víctor Sebastián Barreto
El frío clavó sus filosos dientes en el vientre de la noche. Un viento despiadado desparramó las sombras mientras las ráfagas heladas barrían salvajemente el basural.
Esa noche, como todas las noches, trepó al camión con el hambre horadando las entrañas, con el hambre rasguñándole hasta los huesos, con el frío cortándole la cara como un cuchillo.
Y ahora una llovizna lacerante hincaba sus púas en todo el cuerpito sin más abrigo que un pulóver desgastado.
Sus manitas ya no conseguían aferrarse al camión recolector que no dejaba de zarandearse de aquí para allá.
Hasta que sucedió lo inevitable. Una maniobra brusca del conductor ladeó el vehículo de tal manera que Chicha cayó bajo una de las ruedas cuando no pudo sujetarse más.
El camión continuó avanzando por un camino de barro y de sangre.
María Graciela Kebani
No hay comentarios:
Publicar un comentario