sábado, 18 de abril de 2020
EL DRAGÓN LO ESTABA ESPERANDO
EL DRAGÓN LO ESTABA ESPERANDO
Cuando llegó la hora, se dirigió hasta la puerta. Quiso abrirla, pero no pudo. La llave en la cerradura permanecía inmóvil. Se negaba a girar a derecha o a izquierda.
Por fin, después de varios intentos, la puerta se abrió repentinamente. Ante sus ojos atónitos, los refulgentes ojos de un dragón colosal que aleteaba con una furia desorbitada entre ardientes llamaradas.
No consiguió detener el temblor que le recorrió el cuerpo como un latigazo.
No dudó. El dragón lo estaba esperando.
María Graciela Kebani
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