Así comenzó todo. Así, sin darnos cuenta. La Muerte llegó sin avisar. Se presentó con total desparpajo y empezó a llevarnos uno por uno. Y no nos dio tiempo a nada. Ni siquiera a emitir una queja, o, quizás, una pregunta. Nos quedamos mudos y nos resignamos.
Como siempre.
María Graciela Kebani